Salmo 91 comienza diciendo, ” El que habita al abrigo del Altísimo… morará a la sombra del Omnipotente”
La palabra “abrigo” implica, un lugar secreto y protegido, un escondite, un refugio donde podemos escapar de las asechanzas del diablo, precisamente para escapar de los ataques del enemigo. Pidámosle a Dios que nos enseñe dónde y cómo estar en el lugar secreto. Dígale que usted quiere vivir ahí, no tan sólo estar de visita, no sólo de vez en cuando. Sabe, cuando más consiente esté de ese lugar especial, más estará en silencio y confiado(a) delante de nuestro Padre y más podrá escuchar su voz.
Porque ese lugar, es de revelación e intimidad, donde Él habla y nosotros escuchamos, donde lo podemos ver y podemos estar en comunión, ver y sentir Su Gloria. Lugar de valientes y de victoria, también, es un lugar de atrevimiento, un lugar de gracia, paz, gozo, fe, productividad y seguridad. Ahí, es Dios que nos quiere invitar, ahí, a ese lugar, Él quiere que: “Estemos quietos”, y sepamos que Él es Dios” (Sal. 46:10). Dios dijo a Moisés: “Sube hasta mí” (Éxo. 24:12). En el libro de Cantar de los Cantares, el amado dice “Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven conmigo” (Cant. 2:10). Ella responde: “Llévame en pos de ti y corramos juntos. El rey me ha conducido a sus cámaras” (Cant. 1:4). Wow, sabe de que nos habla, del deseo apasionado de Dios para pasar momentos de intimidad con nosotros. Porque sólo en momentos de quietud con Él, es que conoceremos Su lugar secreto de una manera tan real, como la misma casa en que vivimos.
Y ahí sabrá usted la verdad! El no lo quiere enfermo, quiere que estemos sanos, para amarnos, para enseñarnos, para caminar con Él.
Te amo en el Señor.
Bendiciones del Reino, Ingrid